Querencia: octubre 2006

18 octubre 2006

Ya sabes



Ya sabes, preciosa mía,,
que nada quiero de ti mas que a ti misma,
que no hay para mi mas hábito
que tu piel y tus cadencias,
tus labios, poesía sobre los míos,
tus cadenas, tus silencios,
el viento de tus noches
y el amanecer de tus deseos.
Y, condenado, como estoy,
a darte sueño tras sueño
todos los del mundo,
entre intuiciones,
cantos y cotidianas ansiedades,
permito que me pidas
tanto como ofreces darme,
pues no hay mayor regalo
que tu piel y tu mirada,
y a cambio seguiré haciendo tuyo todo mi tiempo
esperando que esa lucidez que te acompaña
responda, efecto incontenible,
a las causas que te emocionan,
esas que despiertan la piel en el tumulto de tu pasión,
sin mas liturgia que la que dicte tu deseo.

15 octubre 2006

Cierto es

 

Cierto es
que no hay mas besos
que los que tu me ofreces.

Y cierto es también que anhelo cosas
que solamente tu cuerpo tibio
junto al mío puede darme.

Y es quizás por eso,
por tanto anhelo y tanto ofrecimiento,
que los vientos que nos agitan
nos permiten seguir en pie,
cediendo tan solo al ansia de nuestros abrazos
despojados de palabras y de versos,
estremecimiento que se nos hace entre las manos hábito.

Y puede que también por todo eso,
sea cierto que hay días en que todo pesa algo mas que de costumbre,
y son precisos besos que nos devuelvan a la vida
evocando la magia de esas miradas,
abismos infinitos,
a los que nos arrojamos,
rendidos,
entregados.