Querencia: diciembre 2005

31 diciembre 2005

Vida


Todo se desliza suavemente a mi alrededor, sin esfuerzo. O, quizás, sea yo quien se mueve dejándose mecer al ritmo de la vida. Sopla el viento y me acuna. Me toca el sol y su caricia me llena de calor. La lluvia me limpia. La noche me hace soñar. Pienso en ti, amigo, y acudes sin saberlo a mi llamada. Todo se mueve sin cesar, todo cambia y yo con ello y al hacerlo sigo siendo yo, pues yo soy esa vida que se mueve y cambia, que transforma y crea.

30 diciembre 2005

Sssss...



Sssss... No turbéis el silencio y escuchad el murmullo del alma...cuando duerme.

Sssss... Callad todos y escuchad el murmullo del alma cuando se sueña a si misma, cuando no hay mas canción que la del viento que sopla en nuestro interior, cuando las preguntas encuentran su respuesta y todo parece estar en su sitio, las emociones encuentran acomodo y la mente descansa dejándonos ser aquello que somos desde siempre.

El tiempo se ha detenido







De palabras se me cuaja el corazón cuando te veo,
y en él se quedan todas,
que a la garganta no llegan
y tornan mi voz suspiro.

El tiempo se ha detenido. Nada existe sino el mar, el viento y yo, parado en una playa, mirando como las olas me traen rumores de aquel que he sido, y soy, en ese otro tiempo ya pasado, o, acaso por llegar, en que a esa misma playa arribaron gentes de la otra orilla del mar, alguno de los cuales quizás, fui yo, o soy, o seré.
Mientras, el viento, siempre el mismo, me acaricia y me susurra todos mis nombres, y, recordándolos, los hago míos, como ha sido desde siempre.
La espuma de las olas adorna de perlas los dedos de mis pies que, así regalados, se van hundiendo en la arena hasta que tu boca grita mi nombre, el mío, el de aquel que soy, y volviéndome te descubro, mujer.
Tú, solamente tú, desde siempre.

A veces


A veces, la vida te deja sin palabras, a veces.
Sí, sin palabras,
y sin mirada, y sin alas,
y sin aire en el que usarlas,
a veces, sólo a veces.
Y es entonces cuando llegan hasta ti esas otras,
cálidas, sentidas palabras que te empujan y que casi en volandas te llevan.
A veces, sólo a veces, lo inicuo y sin sentido lo va cobrando al descubrirte otros caminos, otras formas de hacer e incluso de ser.
A veces, esa vida, que tantas veces te deja sin palabras, te las devuelve cambiadas, florecidas, y es en ti donde se justifica el dolor, el sufrimiento del otro.
A veces, sólo a veces.

Cuando no basta la palabra




Cuando no basta la palabra, nos queda una caricia, una mirada.
Cuando el silencio es sagrado, la belleza de lo que nos rodea se expresa sola, no nos necesita, y lo único que nos pide es que seamos uno con ella.
Cuando las palabras no nos bastan para decir lo hermoso de unos ojos, que hacer sino ahogarnos en ellos.
Si el dolor abate nuestro corazón, ¿qué mejor desahogo que un abrazo?
Y cuando de silencios están llenas nuestras vidas, ¿qué mejor que una palabra amiga?
Pero hay silencios hermosos, esos que salen de lo más profundo de nosotros mismos, de la aceptación de lo que somos y de la unidad con la vida y la belleza que encierra.
Y es hermosa también la palabra que los canta, la palabra que nos anima y da vida, la que nos consuela y llena de alegría, la que nos acaricia y nos envuelve y nos mima.
Y yo sin ella no soy como no soy sin mis silencios.

Palabras de luz y sombra

¿Quiénes sois vosotras que adoptáis tan diferentes formas?

Palabras de luz y sombra que bailan desnudas en tus labios se vierten adornando tu cuerpo de risas y soledades, lagrimas y desazón, alegría, canciones y caricias.

Si son tuyas, diles que no cesen. Si te escuchan, diles que nos hablen de amor y de sueños. Diles que la palabra convoca a la palabra y que los sueños traen más sueños y que unas y otros, unidos, disipan la oscuridad que precede al dolor y la soledad.

Si son tuyas, diles que canten. Si son tuyas, haz que sean luciérnagas iluminando caminos. Diles que, si sufrimos, no nos hagan ahondar en ese sufrimiento, y pídeles que sean bálsamo que cure las heridas.

Si son tuyas, diles que tus ojos te están pidiendo poder mirar a la vida con una sonrisa en los labios y una canción acariciando tu cuerpo.

Surge la palabra

Surge la palabra como un torrente y como un torrente nos arrastra y nos domina.
Surge la palabra cuando menos se la espera y nos cautiva.
Surge y nos envuelve; nos hace suyos y en sus alas nos transporta, nos muestra caminos, nos descubre otros mundos.

Querencia



La noche me trajo preguntas de espuma y algas adornadas, y esos olores antiguos, viejos recuerdos recobrados, y esas aguas plateadas que desde el silencio llenan, como siempre, mi mirada.
La noche me trajo preguntas de las que te horadan el alma, de las que buscan en tierra lo que los vientos levantan, esas sonrisas perdidas, esas canciones paganas que llenaban tus veladas, esos ecos de añoranza.